Propósito
- Que los alumnos y las alumnas reconozcan la importancia
del uso de los signos de puntuación en la producción de textos, para lograr
comunicarse de manera eficiente.
Actividades
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Para comenzar pida a los niños y
las niñas que observen postales, ilustraciones, pinturas o recortes alusivos a
nuestro estado.
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En plenaria, comenten acerca de lo
que creen que encierra cada imagen o historia, qué les recuerda y con qué otras
situaciones cotidianas pueden relacionarlas.
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Formen equipos para construir un
texto colectivo a partir de una imagen, un sueño, una aventura, una experiencia
personal, una anécdota, una historia fantástica, una situación cotidiana, etc.
En el momento de producción, permítales escribir libremente, apoyándolos para
resolver sus dudas o dificultades.
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Cada equipo lea su escrito en voz
alta y respondan a:
- ¿Se comprende el mensaje del texto?
- ¿Hay alguna parte del texto que no tenga claridad?
¿Cuál?
- ¿Si la hubiera, ¿por qué creen que no es comprensible?
- ¿Qué hay que hacer para que se entienda mejor?
- ¿Cómo podemos mejorarlo?
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Elija uno de los textos de los
equipos, escríbalo en el pizarrón omitiendo los signos de puntuación. Léanlo en
voz alta. A manera de lluvia de ideas, provoque la reflexión preguntando a
niños y niñas:
- ¿Se entiende claramente lo que leímos? ¿Por qué?
- ¿Le hará falta algo? ¿Qué?
- ¿Qué signos de puntuación usarían para completar el
texto correctamente?
- ¿En dónde los colocarían?
- Permita que den sus argumentos y de manera grupal vayan
corrigiendo el texto.
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Pídales a los equipos que corrijan
sus escritos y se ayuden mutuamente a resolver dudas. Comparen los textos,
léanlos en voz alta y consulten diversas fuentes de información.
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Comente la importancia de usar los
signos de puntuación para darle claridad a los textos y comunicar lo que en
verdad queremos. Argumente sus puntos de vista.
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Pueden reunir sus textos para
incorporarlos a su biblioteca escolar.
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Para reflexionar |
Los escritores, en cambio, no hicieron
referencia a las reglas pero sí a su escritura. Amy explicó de esta forma las
comas:
“Si uno tiene una oración larga y la
quiere poner toda, pone una coma para respirar. Si se hace una oración nueva,
ya hay que cambiar. Un ejemplo es mi relato sobre un vuelo. Yo puse:
“Bajamos un poco más sobre la playa, vi muchos puntitos de
colores.” Antes y después de las comas, las dos son parte de la misma
oración. Una frase es como la mitad de la oración, y la otra la segunda mitad.
Como si fueran dos lados de la misma idea. Amy no conoce todas las reglas y
definiciones de las convenciones del lenguaje, pero ha desarrollado un sentido
intuitivo de las funciones de la puntuación. Lo que los chicos me mostraron
encierra una lección. Puede no importar si los alumnos están en condiciones de
enumerar los dieciséis usos de la coma o definir una proposición subordinada.
Lo que importa, y mucho más, es que adquieran un sentido de la coordinación
entre oraciones y la inclusión de suboraciones, del uso de signos como señales
que refieren al sonido de una voz. La lengua es una habilidad por desarrollar,
no un contenido por enseñar, y se aprende mejor por medio de un uso activo y
significativo.
Mc Cormick Calkins, Lucy
"Miniclases. Didáctica de la
escritura en la escuela primaria y secundaria",
traducción Isabel Stratta,
Argentina,
AIQUE,
1992. Tomado de la Revista
PRONALEES Año 5 No. 3-4 Julio-Diciembre,
1999. p.28.
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