Introducción

urante mucho tiempo se ha considerado a la historia como una asignatura difícil, aburrida y tediosa; sin sentido ni utilidad para enfrentar las situaciones de la vida cotidiana. El desinterés es provocado, a su vez, por prácticas pedagógicas arraigadas que utilizan el aprendizaje memorístico como herramienta fundamental (en ocasiones única), para la enseñanza de la asignatura; aprendizaje orientado a la resolución de exámenes, más que al conocimiento y la comprensión de los hechos históricos y los procesos sociales.

Ante esta situación se buscaron alternativas para recuperar el gusto e interés por la historia, diseñando diversas estrategias para su enseñanza y organizando festivales histórico-culturales; sin embargo, a pesar de los logros, los resultados en esta asignatura continúan siendo preocupantes. Es importante reconocer que el conocimiento histórico permite hacer un balance de nuestra vida, analiza lo que hay de continuidad y cambio a lo largo del tiempo y plantea alternativas que permiten modificar el presente y proyectarlo hacia el porvenir.

En el Plan y programas de estudios 1993 se menciona que la historia tiene un especial valor formativo, contribuye a la adquisición de valores éticos, individuales y de convivencia social y genera la afirmación consciente y madura de la identidad nacional, además de la adquisición de los conocimientos y el desarrollo de nociones y habilidades de la disciplina.

Sin embargo, no basta con maestros y maestras decididos a enseñar historia. Se requiere además que cuenten con las competencias profesionales indispensables para desarrollar su labor, dominen los contenidos a transmitir, conozcan cómo enseñar la historia y apliquen las estrategias necesarias para el desarrollo de nociones, habilidades y actitudes simultáneas a la adquisición de dichos conocimientos.

Para el ciclo escolar 2004-2005, el Taller General de Actualización (tga) tiene la finalidad de que el colectivo escolar reflexione sobre la importancia de la historia en la escuela primaria.

La labor de enseñar no es una tarea individual y aislada: todo el colectivo docente debe participar en la formación de las nociones históricas de manera transversal y vertical, es decir, a lo largo de los seis grados de primaria y en cada uno de ellos. Este proceso requiere la colaboración tanto de los y las docentes de aula como de los profesores y profesoras de apoyo, así como de la participación del directivo del plantel.

El taller consta de tres sesiones con una duración aproximada de cuatro horas cada una. En la primera sesión, se pretende identificar la trascendencia de la enseñanza de la historia en su formación personal y profesional del docente de educación primaria.

En la segunda sesión, se realiza una comparación entre la práctica cotidiana con respecto
a la enseñanza de la historia y la propuesta didáctica de los materiales de la sep , con
respecto a la enseñanza de la historia.

En la última sesión se busca establecer los acuerdos y compromisos a partir de las necesidades detectadas durante el desarrollo del taller, para llevar a cabo su ruta de actualización.

Aprender y enseñar historia

Aprender y enseñar historia resulta interesante y, al mismo tiempo, representa un reto que implica pensar y actuar históricamente. Esto podrá ser posible en la medida en que los esfuerzos personales y colectivos vayan orientados hacia el mismo fin: actualizarse desde el colectivo escolar. La labor de enseñar no es una tarea individual, todo el colectivo participa en la formación de las nociones históricas de una manera transversal y vertical; es decir, a lo largo de los seis grados de primaria y en el mismo grado; con la participación de los maestros de aula, los de apoyo y el directivo. Por ello, es necesario fortalecer el trabajo colaborativo y asumir el compromiso de llevar a cabo su ruta de actualización durante el ciclo escolar.