¡Yday vos!, ¿éstas son las horas de venir? Mirálo cómo venís,
todo revolcado, jediondo y cochino. ¿Y ónde es que te metiste? Mientras yo
como loca buscándote por onde quiera. Fui a la Cruz Roja, a los Bomberos, a
la Perjudicial, a donde lo dan tu credencial con fotografía y así andaba, ¿y
vos? Ni tus polvos ¿Qué no lo mirás que una madre se preocupa tanto por sus
hijos? ¿Qué no te das cuenta que uno se está partiendo el lomo todos los días
pa’que ustedes estén masumenos?, vos sí que dealtiro ya no tenés
remedio ni compostura. ¿ónde has visto que salís de la escuela y en vez de
agarrar pa’tu casa te largás pa’no sé dónde diantres, y venís
hasta el otro día en estas fachas? ¿De verdad que ya parecés jolote de rancho
pues te trincás a dormir onde te agarra la noche.
¿Ónde has visto que un mocoso como vos ya ande
buscando mujer cuando no sabe todavía ni trabajar? No estas pa’saberlo
pero cuando tu padre me buscó es que ya sabía trabajar la carpintería, ya
había llevado cursos de electricidad y ya ganaba sus centavitos. Las escuelas
eran muy humildes pero ch..... enseñaban a uno a leer, a escribir y nos
enseñaban a agarrar algún oficio. Los maestros también eran estrictos, muy
cumplidos y se preocupaban por uno. Por eso nuestros padres nos entregaban
con ellos con todo y cuerpo, por eso salimos masumenos buenos, no alzados ni
sobresalidos como vos, desgraciado mocoso come cuando hay. En cambio en estos
tiempos, los chamacos y chamacas ya no ayudan en la casa, ya les da pena
barrer, les da vergüenza ir hacer mandados. Que dicen les da alergia cuando
lavan ropa..., Ah pero eso sí, díganles calle, discoteques, mirar televisión,
ahí sí que ni los molesten porque dicen que se trauman. Lo que les falta a
ustedes es cuero, cuero y más cuero pa’que se’eduquen de vicio
paga uno en escuela particular y no sirven pa’nada. Almalhaya
sufrieran lo que nosotros sufrimos cuando acarreábamos leña del Sabinal,
cuando vendíamos jocote curado en palangana, cuando íbamos de casa en casa
vendiendo tamalitos de nacapitú, de hoja en milpa o de aquellos de toropinto.
Y todavía después de todo lo que ahora gozan, todavía se portan mal como vos
jolote de rancho, desgraciado zoquete matanana, burro (y zas, zas, cocotazos).
En serio, ese tu ojo parece una bolsa de nigua, hacé de cuenta un cupapé
maduro y bolsudo. Pero bueno andá con tu abuelita hijito, mirálo que te lo
cure ese ojo con agua de malva, luego venís pa que te sirva tu desayuno. Ah,
pero eso sí, sólo pa’que no me vayas a denunciar con los Derechos
Humanos, en cuanto tengas la tripa llena, te venís corriendo al patio. Aquí
te voy a esperar pa’que me oigas mi boca y paque yo te dé una tu santa
regañada como paque no la olvidés en toda tu triste vida. ¿Te la merecés?
Júmmmm (voltea la trompa y se va).
Testimonio
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