I. LAS MOL�CULAS Y LAS C�LULAS
L
AS
c�lulas, tejidos y organismos, tienen como base estructural miles de mol�culas cuyo comportamiento no obedece otras leyes que las generales de la f�sica y de la qu�mica. Para penetrar en el conocimiento del funcionamiento de las c�lulas, hay que comenzar por saber, en �ltima instancia, de qu� tipos de mol�culas est�n hechas. Llegar� el d�a en que conozcamos la estructura detallada y el funcionamiento de cada una de esas mol�culas.Aunque los organismos vivos est�n compuestos de una variedad limitada de �tomos, la variedad de mol�culas es enorme; ello se debe, en parte, a que en su composici�n el elemento central es el carbono. Este elemento puede formar cadenas, y una gran diversidad de compuestos; en la mayor parte de los casos se combina con el hidr�geno y el ox�geno, pero en much�simos otros con distintos elementos.
Aunque es enorme la diversidad de sustancias que compone a los seres vivos, por sus semejanzas estructurales es posible agruparla en ciertas categor�as. Hay compuestos cuyas unidades son cadenas cortas de �tomos de carbono, a los cuales se unen hidr�genos y grupos -OH (oxhidrilos); se llaman az�cares (porque sus unidades son dulces). Hay otros compuestos, tambi�n de gran variedad, pero con semejanzas estructurales entre s�, que est�n formados en gran parte por cadenas largas, la mayor�a de 16 a 18 �tomos de carbono e hidr�geno; se llaman l�pidos. Otra clase m�s de sustancias, adem�s de carbono, ox�geno e hidr�geno, contiene otro elemento fundamental, el nitr�geno, en la forma de -NH2 (grupo am�nico), a base de unidades peque�as, en n�mero de 20 distintas, que se unen para formar largas y complicadas cadenas, las prote�nas.
LOS AZ�CARES, ALMACENES DE LA ENERG�A SOLAR
Estas sustancias compuestas de carbono, hidr�geno y ox�geno, reciben tambi�n el nombre de hidratos de carbono o carbohidratos. As� se les llam� porque en muchos de ellos, por cada �tomo de carbono hay dos de hidr�geno y uno de ox�geno, en la misma proporci�n que en el agua. Al oxidarse estos compuestos constituyen la fuente principal de energ�a seg�n la reacci�n siguiente:
C6 H1206 + 02 ® C02 + H2 0 + energ�a Durante la fotos�ntesis, el proceso es al rev�s; con la energ�a del Sol, y en un proceso que describiremos m�s adelante, las c�lulas vegetales y las bacterias fotosint�ticas son capaces de sintetizar az�cares a partir de C02 y H20. Posteriormente, los animales, incluyendo al hombre, invertimos ese camino, tomando la energ�a de los az�cares, que originalmente provino del Sol, para realizar nuestras funciones vitales. As�, los az�cares son en realidad una forma de almacenamiento de energ�a solar que los animales aprovechamos para vivir.
En la fotos�ntesis se produce glucosa; este az�car de seis �tomos de carbono se puede transformar en muchos otros az�cares semejantes, ya sean tambi�n de seis, de menos, o de m�s �tomos. Entre los m�s comunes y conocidos se encuentran, desde luego la glucosa, que es la unidad para formar muchas de las mol�culas que comemos, como el almid�n del trigo, ma�z, papas, etc., la fructosa, o az�car de la fruta, y la galactosa, de la leche, ambos de seis �tomos de carbono, y la ribosa y la desoxirribosa, de cinco �tomos de carbono cada una. Estos az�cares se comportan como unidades que se repiten en la estructura de otros, y por ello se les llama monosac�ridos. El nombre de monosac�ridos viene del griego, sacar�s, dulce, y monos, �nico, uno, es decir, unidad. El nombre del az�car es de origen �rabe, a�uccar.
Estos az�cares simples y relativamente peque�os se pueden unir para formar, por ejemplo, la sacarosa, o az�car com�n, formada por una mol�cula de fructosa y una de glucosa. El az�car de la leche, la lactosa, est� formado por la uni�n de una mol�cula de glucosa y una de galactosa. A estos az�cares formados por dos monosac�ridos se les llama disac�ridos.
Figura I.1. Los az�cares simples y los disac�ridos. Los monosac�ridos se pueden unir para formar los disac�ridos, como el az�car com�n, la sacarosa, o el az�car de la leche, la lactosa.
Hay otras posibilidades, hasta llegar a la que consiste en la uni�n de miles de estos monosac�ridos, como la glucosa, que produce varios compuestos: los polisac�ridos (del griego polis, muchos). Entre �stos se encuentra el almid�n, que representa la forma m�s com�n de almacenar az�car en las semillas y algunas ra�ces de las plantas, y el gluc�geno, que cumple la misma funci�n pero en los tejidos animales. Ambos compuestos son el resultado de la uni�n de miles de mol�culas de glucosa. Hay otra sustancia semejante, la celulosa, que est� formada por cadenas largu�simas de glucosa que se constituyen en fibras, y que es casi el �nico componente de la madera y el algod�n, y de la fibra vegetal en general.
Figura I.2. El almid�n, el gluc�geno y la celulosa. Miles de unidades de glucosa se unen para formar estos compuestos.
Los az�cares simples o monosac�ridos se pueden convertir en otros, tambi�n peque�os, a los que se llama derivados, entre los que se encuentran �cidos, alcoholes, etc. Éstos, a su vez, se convierten en pol�meros, es decir, en complejos de cientos o miles de unidades, que adem�s tienen una funci�n muy variada. Son, por ejemplo, los que lubrican las mucosas y las articulaciones de los animales; los que dan a las c�lulas gran parte de su identidad, pues est�n en su superficie; etc. Tal vez el ejemplo m�s conocido sea el de los grupos sangu�neos, compuestos de este tipo que caracterizan a los gl�bulos rojos de distintos individuos dentro de la misma especie.
Tal vez la principal caracter�stica de estas sustancias sea que, aunque tambi�n est�n compuestas por carbono, hidr�geno y ox�geno, la proporci�n del �ltimo es mucho menor, y que el carbono forma largas cadenas de �tomos que se unen al hidr�geno, de manera semejante a los hidrocarburos del petr�leo. La base de muchos de ellos son los �cidos grasos, y los m�s comunes est�n formados por una cadena de unos 16 a 18 �tomos de carbono, que se representa en seguida:
CH3-CH2-CH2-CH2- ... CH2-COOH Estas mol�culas de �cidos grasos se pueden unir a otras, la m�s sencilla es el glicerol. En este caso, el compuesto resultante, que se representa en la figura I.3, es una grasa neutra, como la manteca o el aceite comestible.
Figura I.3. Una grasa neutra. Est� formada por glicerol ( tambi�n conocido como glicerina) unido a tres �cidos grasos. La diferencia entre estos aceites y las mantecas est� dada por los tipos de �cidos grasos que intervienen en su composici�n.
Entre los l�pidos m�s importantes est�n los fosfol�pidos, mol�culas que veremos al hablar de las membranas, en las cuales participa tambi�n el �cido fosf�rico y otras sustancias y compuestos, como se muestra en la figura I.4.
Figura I.4. Un fosfol�pido. Es parecido a una grasa neutra, pero en su composici�n intervienen, adem�s de los �cidos grasos, el �cido fosf�rico (H3PO4) y otras sustancias como el inositol, la colina y otras. Tiene una parte llamada polar, capaz de interactuar con el agua, y una "cola", que es rechazada por ella, que los obliga a formar una doble capa, base de la estructura de las membranas celulares.
Los fosfol�pidos tienen la propiedad de que su parte compuesta por la cadena hidrocarbonada, semejante al aceite, que forma una especie de "cola", es rechazada por el agua. La otra porci�n, la "cabeza", puede interactuar libremente con el agua. As�, cuando se dispersan en el agua, y m�s a�n, cuando se producen en las c�lulas, se organizan de manera tal que la porci�n hidrocarbonada, tambi�n llamada apolar es rechazada por el agua y se retrae para unirse con las de otras, mientras que la parte polar queda expuesta al agua, form�ndose una doble capa, impermeable en su porci�n central a las mol�culas voluminosas o recubiertas de agua. Esta es la estructura fundamental alrededor de la cual se agregan otras sustancias en las membranas celulares.
Hay otros l�pidos de tipo diferente entre los cuales se encuentra el colesterol, que forma parte de muchas membranas, as� como otras mol�culas semejantes en su estructura m�s que en sus funciones o propiedades, como algunas hormonas y vitaminas, los �cidos biliares y otras.
Figura I.5. La organizaci�n de los fosfol�pidos y las membranas. Las porciones polares de los fosfol�pidos quedan en contacto con el agua, y las porciones apolares, rechazadas por ella, forman una doble capa, impermeable a un gran n�mero de sustancias.
Figura I.6. El colesterol, la cortisona, el �cido c�lico, las vitaminas A, E y D forman tambi�n parte del grupo de los l�pidos.
Las mantecas y aceites comestibles son tambi�n fuentes muy importantes de energ�a en los animales y los vegetales. En mayor o menor grado, todos tenemos grasa en distintas partes del cuerpo; algunos individuos incluso llegan a acumular cantidades enormes; en este caso, dif�cilmente podr�amos pensar que fueran almacenes de energ�a. Es tal la importancia que se da a la acumulaci�n exagerada de grasa, que se le considera una enfermedad. Por otra parte, las acumulaciones de grasa en algunas partes del cuerpo nos sirven para protegernos de golpes, pues son como colchones. La grasa tambi�n es un aislante que nos permite resistir el fr�o. Tambi�n la grasa acumulada bajo la piel es la que da al cuerpo femenino su contorno suave y gran parte de su belleza.
Hay alrededor de 20 sustancias diferentes que tienen la estructura siguiente:
R CH COO H ½ NH2
Por tener el grupo -COOH o carboxilo son �cidos org�nicos, y por poseer el grupo am�nico (-NH2) son aminas, por lo que se les llama amino�cidos. El grupo representado por R puede cambiar desde un �tomo de hidr�geno, hasta estructuras m�s complicadas, para dar 20 distintos compuestos, que se unen entre s� para formar variadas cadenas de diferente longitud y que reciben el nombre de prote�nas. A continuaci�n se representa la estructura de una de ellas, en la que se puede apreciar su estructura complicada que les confiere extraordinarias propiedades; �stas son las piezas funcionales de la maquinaria celular. Por ejemplo, las prote�nas son las que, en las membranas, se encargan de identificar y permitir el paso de sustancias hacia uno y otro lado; son las que, como enzimas, se encargan de facilitar miles de reacciones qu�micas de las que depende la vida de la c�lula, as� como de muchas otras funciones.
Figura I.7. La estructura de una prote�na (la mioglobina). Los amino�cidos se unen entre s� y forman largas cadenas, que dan como resultado estructuras muy complicadas que permiten funciones de extraordinaria complejidad. Las prote�nas son los elementos funcionales por excelencia de las c�lulas.
En las c�lulas hay tambi�n otro grupo de mol�culas peque�as, formado por la adenina y la guanina, llamadas bases p�ricas, las bases pirim�dicas, la citosina, el uracilo y la timina, que se unen como se presenta en la figura I.8 para formar los nucle�tidos o desoxirribonucle�tidos. Estos, a su vez se unen en largas cadenas para formar los �cidos nucleicos: el DNA o �cido desoxirribonucleico a partir de los desoxirribonucle�tidos y el RNA a partir de los ribonucle�tidos.
Figura I.8. Las bases p�ricas y pirim�dicas, los nucle�tidos. �stas son las unidades que forman los �cidos nucleicos siguiendo un orden siempre bien definido.
Estas mol�culas deben su importancia a que las c�lulas las pueden duplicar y sintetizar, seg�n las reglas precisas que les permiten conservar y utilizar la informaci�n que las c�lulas y los organismos necesitan para mantener sus componentes, su estructura y su vida misma. El DNA, debido a esta propiedad de ser duplicado con precisi�n, es la mol�cula que permite que se reproduzcan los seres vivos y que, gracias al mecanismo de la herencia, permanezcan casi invariables las caracter�sticas individuales, seg�n la especie de cada uno.
Figura I.9. Los �cidos nucleicos son cadenas enormes de nucle�tidos, que tienen "escrita", en clave la informaci�n, en el caso del DNA, se puede reproducir o duplicar cuando una c�lula se divide, para pasar a las c�lulas hijas sin alteraci�n.
Las reglas para la duplicaci�n del DNA y la transmisi�n de las caracter�sticas hereditarias de unos organismos o c�lulas a su descendencia, son muy sencillas. El DNA est� formado por una cadena doble de nucle�tidos, como se muestra en la figura I.10. Los nucle�tidos se distinguen unos de otros por las "bases" que los componen, que suelen ser adenina, guanina, citosina y timina, y siempre, frente a una timina hay una adenina, y frente a una guanina una citosina. Esta estructura es tambi�n la base en la duplicaci�n de DNA. Cuando �sta ocurre, la doble cadena se separa y se forman dos cadenas dobles id�nticas, que van a las c�lulas hijas durante la divisi�n celular.
De una manera similar, la informaci�n contenida en el DNA se transmite o se lleva al citoplasma para ser utilizada, mediante la s�ntesis del RNA mensajero (mRNA). �sta es la transcripci�n, y se realiza a partir de uno de los hilos del DNA siguiendo una regla: frente a un nucle�tido de adenina, guanina, citosina o timina del DNA, se coloca uno que contenga uracilo, citosina, guanina o adenina, respectivamente. Luego el mRNA pasa al citoplasma en donde, mediante procedimientos especiales, la informaci�n transcrita en el RNA se convierte en un acomodo de amino�cidos espec�ficos en forma de cadenas, que constituyen las prote�nas. Éstas, finalmente, son las verdaderas piezas de la maquinaria celular, pues son enzimas, transportadores, mol�culas contr�ctiles, receptores de se�ales, etc�tera.
Figura I.10. La regla para la duplicaci�n del DNA. Siempre que se fabrica una nueva mol�cula, frente a una adenina se coloca una timina, y frente a una guanina una citosina, y viceversa. Para enviar la informaci�n al citoplasma, se utilizan mol�culas de RNA (�cido ribonucleico)que se fabrica mediante una regla semejante.
OTROS COMPONENTES DE LAS C�LULAS
En los seres vivos hay una cantidad muy grande de agua, que les es indispensable para vivir; pero tambi�n existe una importante proporci�n de sales minerales, desde algunas que intervienen con relativa abundancia como el sodio y el cloro, que ingerimos en la sal com�n, el potasio, el calcio o el fosfato, estos dos �ltimos de fundamental importancia en la composici�n de los huesos y otras funciones hasta otras que participan en muy peque�as cantidades, como el cobalto, el yodo y otros elementos.
LAS ASOCIACIONES DE LAS MOL�CULAS
La diversa naturaleza de las mol�culas es s�lo una fase de la organizaci�n celular. Las c�lulas, los tejidos, los �rganos, sistemas y los organismos mismos, resultan de la asociaci�n organizada de las mol�culas, que de maneras diferentes se re�nen y forman tipos de estructuras m�s complicadas, desde asociaciones relativamente sencillas de unas mol�culas con otras, como sucede en el caso de las membranas biol�gicas, que cuentan con una estructura b�sica dada tan s�lo por la asociaci�n de los fosfol�pidos. El siguiente nivel de asociaci�n es el de mol�culas m�s grandes, como las prote�nas o los �cidos nucleicos, que se pueden unir para formar los llamados complejos supramacromoleculares, dentro de los cuales tal vez los m�s conocidos sean los virus. Finalmente, hay niveles de organizaci�n extraordinarios, resultado de la asociaci�n de enormes cantidades de mol�culas, verdaderas obras de arte de la naturaleza, con complicad�simos mecanismos de funcionamiento y estructura; �stos son los llamados organelos celulares.
Los l�pidos, o m�s concretamente, los fosfol�pidos ( figuras I.4 y I.5 ), son mol�culas anfif�licas, es decir, est�n formadas por dos porciones diferentes en lo que respecta a sus posibilidades de interacci�n con el agua; seg�n las reglas ya descritas en este mismo cap�tulo se asocian para formar una doble capa, estructura b�sica de las membranas celulares. Estas estructuras son los principales componentes de lo que se podr�a considerar la parte fundamental de las membranas biol�gicas. Esta estructura hidrof�bica en la parte central no permite, por lo tanto, el paso de mol�culas polares, como los iones, ni de mol�culas de mayor tama�o y es impermeable, salvo a part�culas muy peque�as, como el agua.
As�, las c�lulas tambi�n se encuentran envueltas por una membrana que en principio es impermeable a la mayor�a de las sustancias que se encuentran en la naturaleza, sobre todo a aquellas solubles en agua, las polares. Experimentalmente se pueden preparar ves�culas artificiales microsc�picas de fosfol�pidos y demostrar que son impermeables a todas las mol�culas con carga el�ctrica.
Aunque la estructura b�sica de las membranas es la que se presenta en la figura I.4, existe gran variedad, pues las diversas mol�culas les dan otras propiedades, de acuerdo con su origen particular. En la figura I.11 se presenta un modelo m�s cercano a la realidad, donde se muestran mol�culas de prote�nas que se encargan de transportar materiales en un sentido o en otro. Los componentes de la cadena mitocondrial y de los sistemas de transformaci�n de energ�a, los receptores de se�ales, son algunos de los tipos de prote�nas que dan a las membranas celulares sus caracter�sticas funcionales.
Figura I.11. La estructura "real" de una membrana biol�gica. En el esquema se muestran muchas prote�nas incluidas dentro de la bicapa, que son las que le dan su capacidad funcional a la membrana.
De aqu� resulta que las membranas celulares no son s�lo estructuras impermeables que sirven para aislar a las c�lulas o a algunos de sus organelos del medio que los rodea, sino asociaciones de muchas m�s mol�culas. Se trata de estructuras din�micas y de extraordinaria importancia, que m�s que separar dos espacios establecen comunicaciones convenientes entre ellos. La membrana celular debe contar, por ejemplo, con todos los elementos para seleccionar del medio lo necesario, y tambi�n para eliminar lo que es in�til o perjudicial a las c�lulas. El movimiento de sustancias hacia ambos lados de una membrana celular puede llegar a ser tan importante, como en los axones de las c�lulas nerviosas, en las cuales su capacidad de conducci�n de los impulsos nerviosos se debe a un sistema ordenado y propagado de movimientos de iones a lo largo de sus prolongaciones. Por otra parte, las membranas representan un elemento que permite delimitar a los organelos celulares, que son verdaderas unidades con caracter�sticas estructurales y funcionales definidas. En muchos de ellos la membrana constituye el componente fundamental en la cual se realizan f�sicamente muchas de las funciones, como se ver� posteriormente para la mitocondria y el cloroplasto.
LOS COMPLEJOS SUPRAMACROMOLECULARES
Aun con lo delicada que es la estructura y la funci�n de una prote�na, hay todav�a la posibilidad de que alguna est� formada por m�s de una cadena de amino�cidos, lo cual aumenta la complejidad dentro de esa mol�cula que de cualquier forma ha sido dise�ada para realizar una determinada funci�n.
Pero la existencia de m�s de una cadena polipept�dica no es el límite en la estructuraci�n de las prote�nas. Hay muchos casos en los cuales se ha descrito la formaci�n de estructuras (o superestructuras) en las que participan varias prote�nas, unidas con m�s o menos fuerza y cada una de ellas realiza una funci�n que tiene relaci�n con otra, de tal manera que la asociaci�n da lugar a unidades que podr�amos llamar multifuncionales. Despu�s vendr�a el complejo supramacromolecular, en donde una prote�na ya es una macromol�cula, en comparaci�n con otras, como las de glucosa o un �cido graso. Estas mol�culas tienen masa de 200 a 300 Daltones, mientras que la masa de una prote�na de tama�o promedio es de 50 000 o 60 000 Daltones. A estos complejos de varias mol�culas se les llama tambi�n complejos multienzim�ticos, pues cada mol�cula tiene capacidad de realizar una reacci�n qu�mica o enzim�tica. En la figura I.12 se muestra un ejemplo esquematizado de uno de ellos, en donde la participaci�n de varias enzimas asociadas cataliza la s�ntesis o producci�n de los �cidos grasos, en un proceso que, por cada "vuelta", agrega dos �tomos de carbono a la mol�cula de la que se parte.
Figura I.12. Un complejo multienzim�tico. La agregaci�n de varias enzimas dentro de un complejo supramacromolecular ofrece a �ste la capacidad de realizar una funci�n complicada en un espacio relativamente peque�o.
As� como se pueden formar complejos de dos o m�s prote�nas, para realizar una funci�n o una serie complicada de funciones existe la posibilidad de formar complejos h�bridos entre diferentes tipos de mol�culas. Tal vez el caso m�s conocido y com�n en las c�lulas sea el de los ribosomas, estructuras supramacromoleculares formadas por prote�nas y RNA, que re�nen todos los elementos que se requieren para realizar la s�ntesis de las prote�nas. La estructura de los ribosomas var�a seg�n su origen y su tama�o, pero todos est�n formados por una unidad grande y una peque�a (figura I.13) que en conjunto se encarga de "leer" el mensaje que, a partir de DNA, es transmitido por el RNA "mensajero" al citoplasma de la c�lula, en el cual se encuentran los ribosomas.
Figura I.13. Un ribosoma, complejo sistema supramacromolecular, asiento de la s�ntesis de las prote�nas en la c�lula.
En la subunidad grande se encuentra otro tipo de RNA, llamado de "transferencia", que ya trae unido un amino�cido espec�fico que se ha de agregar a la cadena de amino�cidos que se est� sintetizando. Entre ambas subunidades hay un surco por el cual se desliza la mol�cula de RNA mensajero a medida que se va leyendo, y por un lado de la subunidad grande sale la cadena de amino�cidos (cadena polipeptídica) que se va formando. Este asombroso conjunto, en el caso de la Escherichia coli, el colibacilo o bacteria com�n del intestino, est� formado por un conjunto de mol�culas que en total tienen un peso molecular de 2.7 millones de Daltones. Adem�s del RNA, la subunidad grande contiene 34 prote�nas diferentes y la peque�a 21. Una de las caracter�sticas importantes de estas estructuras consiste en que se les puede disociar en sus componentes y volver a integrar a partir de ellos, si se utilizan condiciones adecuadas.
Hay otro grupo de complejos de naturaleza semejante, es decir, formados por la asociaci�n de prote�nas y �cidos nucleicos, seg�n un orden preciso, que tiene gran importancia dentro de los seres vivos; se trata de los virus. Estas estructuras realmente no son seres vivos, pero tienen la capacidad de invadir a las c�lulas u organismos unicelulares y, una vez en su interior, reproducirse gracias a los sistemas que para ello existen en la c�lula invadida; sin embargo, por s� solos son incapaces de realizar ninguna funci�n.
Los virus pueden dirigir la maquinaria gen�tica de las c�lulas que invaden, y replicar sus prote�nas y �cidos nucleicos para producir nuevos virus. Interact�an primero con la superficie de una c�lula y se introducen, o introducen sus �cidos nucleicos, y con lo cual fuerzan al sistema normal de s�ntesis de prote�nas y �cidos nucleicos de las c�lulas a producir los componentes de ellos mismos, que dan lugar luego a nuevas part�culas virales. En ciertas ocasiones, los virus producen alteraciones tan fuertes tanto en la estructura como en el funcionamiento de la c�lula, que llegan a causarle la muerte.
En el cuadro I.1 se presentan las caracter�sticas de algunos virus; todos est�n compuestos de prote�nas y �cidos nucleicos y son part�culas de tama�o grande, con pesos moleculares de varios millones. Como se ve en el cuadro, hay virus bacteri�fagos, capaces de infectar a las bacterias, que han sido de gran utilidad en el estudio de la biolog�a molecular. Los virus de las plantas contienen RNA en lugar de DNA; la cantidad y la diversidad de las prote�nas son tambi�n grandes; el virus del mosaico del tabaco contiene s�lo una especie de prote�nas; el bacteri�fago T2 contiene 50 especies diferentes.
La forma y las dimensiones de los virus son tambi�n variables, pero todos tienen una estructura geom�trica definida.
La importancia de los virus puede inferirse del cuadro I.1, dos de ellos, el de la poliomielitis y el de la vacuna son ampliamente conocidos; el primero por la enfermedad que produce, y el segundo porque da lugar a la producci�n de anticuerpos o defensas que protegen en forma cruzada contra el virus de la viruela. Los adenovirus tambi�n son importantes: algunos producen tumores en los animales, y es por esto y por otros datos que se asegura que algunos tumores del hombre son producidos por virus. Es importante se�alar que algunos virus, como los bacteri�fagos, son capaces de atacar y matar ciertas bacterias.
C UADRO
I.1. Caracter�sticas de algunos virus. Adem�s del �cido nucleico, cada uno de ellos tiene distintas prote�nas, seg�n su tama�o.
Peso molecular, megadaltones Ácido nucleico Dimensiones nanómetros
Bacteriófagos T2 220 DNA 18X174 6 DNA 6Virus vegetales Mosaico del tabaco 40 RNA 300Necrosis del tabaco 2 RNA 21Virus animales Poliomelitis 6.7 RNA 30Adenovirus 200 DNA 70Vacuna 2 000 DNA 230
En la figura I.14 se presenta el esquema de una c�lula, rodeado de las im�genes de los principales componentes identificables por microscop�a electr�nica. Desde el siglo pasado se iniciaron los estudios de las propiedades del contenido de las c�lulas. Se propuso que dentro de ellas exist�a una sustancia de propiedades comunes para todas, e incluso se iniciaron pol�micas para definirlas; se dec�a que el citoplasma ten�a estructura alveolar o granular o fibrilar, y se aseguraba que sus propiedades eran especiales por tratarse de la sustancia vital por excelencia. Las observaciones con el microscopio electr�nico de la figura I.14 muestran cu�n equivocadas estaban estas suposiciones, y presentan el n�mero de elementos que se puede identificar dentro de la c�lula; tambi�n demuestran que no se pueden identificar las mismas estructuras en todas las c�lulas, y que tampoco se les encuentra con la misma abundancia.
Figura I.14. Un virus, otro complejo supramacromolecular.
En el capitulo III se describir� con detalle la estructura y la funci�n de cada uno de los organelos que se han identificado, cuyo funcionamiento es verdaderamente asombroso y en gran parte a�n desconocido para nosotros, pero gracias a la investigaci�n de miles de cient�ficos en el mundo, cada d�a sabemos m�s al respecto.
Figura I.15. Esquema de la estructura de una c�lula y sus organelos.