XIX

EL JUSTO

SI FUERZAS tu paso o lo aceleras
te sales del camino de la ley.
Nada se logra por medio de la violencia.

Considera con calma y con inteligencia
lo que es bueno y lo que es malo.
Recibe todas las opiniones por igual,
sin rencor: observa la ley.

¿Quién es el sabio?
¿El que habla mucho o el hombre callado?
Manténte sereno y en silencio:
ama y no tengas miedo.

Pues la mente habla mucho
pero el cuerpo sabe.

Las canas no hacen al maestro,
pues un hombre puede envejecer en vano.

El auténtico maestro vive la verdad
lleno de bondad y de moderación,
de no violencia, rectitud y pureza.

Las bellas palabras
y las bellas apariencias
no hacen a un maestro.

Hay que acabar con la envidia,
con el egoísmo y con la mentira
para llegar a descubrir la belleza,
para ser un hombre de conocimiento.

Cierto, un hombre se puede rapar,
pero si está diciendo mentiras
y no cumple con su trabajo...
si está sujeto por el deseo
¿cómo puede seguir el camino?

No es un verdadero buscador
sólo porque pide limosna
sino porque sigue el camino de la ley.

El verdadero buscador
es el que vence su violencia,
el que ha desechado las malas acciones
y ha convertido su agresividad en paz.

No está sujeto a nada.
Tampoco sujeta a nadie:
mas allá del bien y del mal,
mas allá del cuerpo y de la mente.

No todos los hombres silenciosos
son verdaderos maestros.

Sólo aquellos que reflexionan en silencio,
que sopesan lo bueno en la balanza,
que ven la naturaleza de los dos mundos,
pueden llamarse verdaderos maestros.

No es grande el que quita la vida
sino aquel que a nadie hace daño.

Sin embargo, la buena conducta
no es garantía de ir en el camino;
ni el ritual, ni los libros leídos,
ni la concentración del aislamiento:

Nada de esto confiere la alegría
de la libertad desconocida por la gente.
¡Oh buscador, no te sientas satisfecho!
No has logrado la victoria todavía:
tienes que liberarte de todos los deseos.

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