ESTAR despierto es un camino hacia la vida.
El tonto duerme como si estuviera muerto,
pero el maestro vela y vive para siempre.
Él observa, ve claro: ¡qué feliz es!
Porque ve que el despertar es vida
sigue el camino de los esclarecidos.
El sabio medita con gran perseverancia,
trabaja constantemente con todo su poder,
busca la libertad y la felicidad.
Despierto reflexiona, observa.
Trabaja con cuidado y atención.
Vive en el camino de la verdad
y la gloria crecerá dentro de ti.
Con claridad y paciencia,
con disciplina y trabajo,
el maestro construye una isla
que las aguas no pueden arrasar.
El tonto es vanidoso y descuidado.
Mas el maestro vigila su concentración
pues es su más grande tesoro.
No cede al deseo, medita.
Y en la fuerza de su resolución
descubre la verdadera felicidad.
Ha superado los deseos,
y desde la torre de la sabiduría
contempla desapasionadamente
a la multitud que sufre,
Desde la montaña mira
a los que viven más abajo.
Consciente entre los inconscientes,
despierto mientras los demás duermen,
veloz como un caballo muy fino
gana terreno y deja atrás a los demás.
Vigilando fue como Indra llegó al reino divino.
¡Qué maravilloso es observar atentamente!
¡Y qué despreciable es quedarse dormido!
El buscador que cuida sus pensamientos
y teme las proyecciones de su mente,
quema todas las ataduras
con el fuego de su vigilancia.
El buscador que cuida su mente
y teme su propia confusión,
no conocerá la derrota, ni la caída.
Ha encontrado el camino de la felicidad.
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