ME BESABA mucho; como si temiera
irse muy temprano... Su cari�o era
inquieto, nervioso.
Yo
no comprend�a
tan febril premura. Mi intenci�n grosera
nunca vio muy lejos...
�Ella present�a!
Ella present�a que era corto el plazo,
que la vela herida por el latigazo
del viento, aguardaba ya..., y en su ansiedad
quer�a dejarme su alma en cada abrazo,
poner en sus besos una eternidad.
4
de mayo de 1912 |