�CU�NTOS desiertos interiores!
Heme aqu� joven, fuerte a�n,
y con mi heredad ya sin flores.
N�mesis sopl� en mis alcores
con bocanadas de sim�n.
De un gran querer, noble y fecundo,
s�lo una trenza me qued�...
�y un hueco m�s grande que el mundo!
Obra fue todo de un segundo.
�Volver� a amar? �Pienso que no!
S�lo una vez se ama en la vida
a una mujer como yo am�;
y si la lloramos perdida
queda el alma tan malherida
que dice a todo: "¡Para qu�!"
Su muerte fue mi premoriencia,
pues que su vida era raz�n
de ser de toda mi existencia.
Pensarla es ya mi sola ciencia...
�Resignaci�n! �Resignaci�n!
13
de junio |