BIEN s� que para verte
he menester la alquimia de la muerte
que me transmute en alma, y delirante
de amor y de ansiedad, a cada instante
que llega, lo requiero
dici�ndole: "Ah, si fueses t� el postrero!"
Es tan desmesurado, tan divino
y tan hondo el futuro que adivino
a trav�s de las rutas estelares,
y de uno en otro de los avatares,
siempre contigo, noble compa�era,
que por poder morir, �ay, qu� no diera!
24
de agosto de 1912 |