Introducción
De las palabras que se dicen, la mitad es de quien las dice y la mitad de quien las oye.
Montaigne
ensamos, recordamos, proyectamos, soñamos y sentimos con palabras. Nos comunicamos y nos expresamos con palabras. Hacemos amigos, trabajamos y nos divertimos, aprendemos y enseñamos con palabras. Nuestra cultura y nuestra sociedad están construidas con palabras.
La expresión oral es, junto con la lectura, la escritura y la reflexión sobre la lengua, un componente indispensable del currículo que la educación básica ofrece para una formación integral de los alumnos.
Las posibilidades de participación y desarrollo personal en el mundo actual están claramente relacionadas con la comprensión y el uso del lenguaje oral para satisfacer exigencias sociales y personales de comunicación.
Los programas escolares marcan como necesario participar en situaciones diversas de comunicación hablada como conversaciones, entrevistas, exposiciones, debates, asambleas, etc. Sólo de este modo los niños mejorarán su desempeño en situaciones comunicativas cotidianas: presentarse, dar y solicitar información, narrar hechos reales o imaginarios, hacer descripciones precisas, expresar sus emociones e ideas y argumentar para convencer o para defender puntos de vista.
No obstante, se ha dedicado poca atención al desarrollo de las capacidades de expresión oral en la escuela primaria, aunque el programa escolar considere fundamentales: las habilidades requeridas para comunicar verbalmente lo que se piensa, con claridad, coherencia y sencillez son el instrumento insustituible en la vida familiar y en las relaciones personales, en el trabajo, en la participación social y política y en las actividades educativas.