REPTILES MARINOS
La distribución de algunos de los animales marinos es muy especial, como sucede con los reptiles, que siendo organismos de origen terrestre han regresado al mar, o el caso de las aves llamadas marinas pues toda su economía depende del océano. Estos reptiles son vertebrados provistos, la mayoría, de cuatro extremidades, con el cuerpo recubierto de escamas córneas o bien de placas dérmicas de origen óseo y que respiran por pulmones. Son animales poiquilotermos, es decir que la temperatura de su cuerpo varía al cambiar la del medio ambiente; su desarrollo embrionario se hace en huevos por lo que son ovíparos.
Según las adaptaciones que han sufrido para poder acomodarse a los distintos tipos de vida, cambia mucho su estructura externa: hay reptiles con cuatro extremidades bien desarrolladas, como los lagartos y cocodrilos; de cuatro extremidades que además tienen un caparazón grueso en cuyo interior se puede proteger el animal como en el caso de las tortugas, y organismos en los que las extremidades se atrofian y desaparecen siendo su cuerpo alargado, a este grupo pertenecen las serpientes.
Los reptiles son vertebrados que están adaptados para vivir en la tierra; sin embargo, algunos han regresado al medio marino presentando modificaciones mínimas para vivir en él, y pueden realizar más actividades tanto en el agua como en la tierra, excepto algunas serpientes marinas. Los principales representantes marinos de los reptiles son las tortugas o quelonios, aunque existen serpientes en menor proporción, y algunas veces se observan cocodrilos que llegan al mar de forma accidental ya que su hábitat normal son las aguas dulces de los ríos y lagos o las salobres de los manglares.
Las serpientes marinas tienen la cabeza alargada con los ojos protegidos por párpados soldados y transparentes; la boca muy dilatable contiene dientes conductores de veneno, relacionados con dos glándulas en forma de botella situadas a ambos lados de la cabeza, y provistas de una fuerte musculatura que permite expulsar el veneno que contiene neurotoxinas. En general las serpientes marinas, a pesar de tener este poderoso órgano de ataque, lo emplean sólo como defensa cuando son atacadas; si no fuera por esto el número de víctimas en las playas sería mayor.
La colocación de los orificios nasales representa una adaptación a la vida marina, pues están situados en la parte superior del hocico y provistos de una válvula que permite cerrarlos por completo cuando se sumergen. El tronco comprimido y con crestas va aumentando en grosor hacia la cola, al revés de lo que pasa en las especies terrestres; esta cola es estrecha y ancha en forma de remo. Las escamas de su piel de variados y vistosos colores, son poligonales y están yuxtapuestas.
La alimentación de las serpientes marinas se basa en los peces y es muy raro que abandonen los mares para salir a la tierra, por ser ovovivíparas naciendo sus crías directamente en el agua. Viven principalmente en los océanos Índico y Pacifico, en sus costas occidental y oriental aunque también se encuentran en la costa occidental de América y en especial en el Istmo de Panamá, pero donde son más abundantes es en las costas de la India y Australia.
La serpiente marina de "cola ancha" de la especie Laticauda semifasciata llega a medir metro y medio de longitud, tiene la cabeza ancha con los orificios nasales separados entre sí; el tronco comprimido se ensancha en la cola; su coloración es verde olivo por encima y amarillenta por debajo, pero con numerosos anillos oscuros o negros. Su lugar favorito son los arrecifes, las lagunas interiores de los atolones o los manglares de la costa, aunque puede alejarse a grandes distancias de la costa encontrándose en las rompientes durante la marea baja y de vez en cuando abandona el agua para adentrarse en tierra firme.
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Figura 32. Serpiente marina.
Su veneno es el más activo de todas las serpientes marinas y lo emplean poco, pues siempre huyen ante el menor peligro y sólo muerden en casos extraordinarios. Tienen a sus crías en las lagunas poco profundas de los arrecifes y se localizan principalmente en el Golfo de Bengala, China meridional, Indochina y Nueva Guinea.
Las tortugas ocupan un lugar especial entre los animales que viven en las aguas de los océanos, y por variadas razones constituyen un grupo de gran interés para el hombre que intenta entender su origen y como evolucionan para alcanzar su aspecto actual, ya que son los representantes de los reptiles gigantes que existieron en otras épocas; también trata de en tender su biología y sus migraciones, lucha para tratar de conservar a la especie que por diversas causas se está extinguiendo, y quiere aprovecharlas como recurso.
Para los zoólogos, las tortugas tienen particular interés por los diversos procesos evolutivos, que se considera, que se presentaron para desarrollar su peculiar anatomía.
Los científicos han llegado a la conclusión de que a través de una serie de modificaciones, no bien conocidas, de las que quedó poca constancia en los registros fósiles, fue evolucionando un curioso organismo que, aunque conservó el viejo cráneo de los reptiles fósiles llamados cotilosaurios, posee un pico córneo y desdentado, así como un cuerpo encerrado en una especie de caja ósea. También llama la atención el que las conexiones de las patas con el resto del esqueleto fueron desplazadas de su sitio hasta una desusada posición bajo las costillas.
Además de estos interesantes datos de la evolución de la tortuga, tiene importancia para los biólogos el hecho de que, prácticamente, se sabe poco acerca del primer año de su vida y hay escasos datos sobre el ciclo vital, excepto aquellos breves lapsos en que se acercan a las costas y salen a las playas a desovar.
Por otro lado, el estudio de la dinámica de la población de las tortugas representa grandes problemas, especialmente en lo relativo a su reproducción y a las etapas de desarrollo del individuo en las que alcanza su talla adulta.
Interesa a los científicos conocer la relación que existe entre el número de progenitores y el número de crías.
Los investigadores han calculado que cada hembra de tortuga pone de 100 a 200 huevos al llegar a desovar a las playas una o dos veces al año; de ellos sólo dos, en promedio, llegan a sobrevivir hasta la etapa de tortugas adultas; por lo que su población es fácilmente dañada. Este conocimiento demuestra que si por medios razonables se logra incrementar el porcentaje de sobrevivencia de algunos individuos, se pueden mejorar las perspectivas de mantener la población; además, nos subrayan la importancia que tiene la conservación de las hembras, ya que si son capturadas y sacrificadas antes o después de desovar, se extermina gran cantidad de huevos con ellas.
El manejo de este tipo de recursos, como la tortuga, susceptibles de ser afectados por la pesca, obliga a desarrollar una estrategia orientada a asegurar que escapen a la captura y sobrevivan a la época de desove un número suficiente de hembras para producir, al menos, el mínimo de huevos requeridos que aseguren la formación adecuada. También es importante subrayar que en los programas de protección, se tiene que considerar el número de personas que estarán en la playa durante la época de desove, para evitar que un gran número ocasione que los animales se asusten y no lleguen.
El cráneo de las tortugas marinas es pequeño, presenta la boca sin dientes y los maxilares están recubiertos por una capa córnea en forma de pico; su tronco está colocado dentro de una coraza ósea formada por dos piezas llamadas "peto" la inferior y espaldar la superior, de naturaleza dérmica soldadas a la columna vertebral y a las costillas, encontrándose recubierto por placas córneas.
Las extremidades de las tortugas son muy cortas y están transformadas en aletas; por tener su tórax inmovilizado por el caparazón los movimientos del cuello y de estas extremidades actúan como pistones. Además, no pueden retraerlas al interior de su caparazón al igual que la cabeza.
Los biólogos han observado que la vista, el olfato y el tacto de las tortugas están muy desarrollados, lo que no sucede con el oído. Es destacable la extraordinaria longevidad de las tortugas: se calcula que han llegado a vivir más de 250 años. Las tortugas marinas suelen ser de régimen carnívoro ya que comen peces, y son de los pocos animales que se alimentan de medusas o aguas malas; también hay herbívoras y a veces son presa de los tiburones y otros carnívoros cuando se encuentran desovando en las playas; muestran en ocasiones cicatrices de las heridas que les producen, aunque son resistentes a las mutilaciones y heridas; soportan muy bien el ayuno y se tienen datos de tortugas que posiblemente han pasado varios años sin comer.
La tortuga blanca, tortuga franca o comestible, perteneciente a la especie Chelonia mydas, es uno de los animales marinos más apacibles e inofensivos, de enormes dimensiones ya que mide metro y medio y pesa 200 kilos; su gran fuerza le permite llevar a un hombre a remolque sin intentar una débil protesta, y no sólo actúan así las que el hombre ha llegado a domesticar en los corrales de las zonas turísticas del Caribe, sino también las que se encuentran libres pastando en las grandes praderas de algas submarinas o nadando en el mar.
La tortuga marina es estimada por su sabor y gran rendimiento de carne y aceite; además de que su piel se utiliza en la fabricación de calzado, bolsas, etcétera y de la unión de peto y caparazón se extrae la grasa gelatinosa llamada "calipee" con la que se elabora la sopa de tortuga; todo esto ocasionó que la tortuga blanca haya sido perseguida al grado de que hasta hace poco estuvo en peligro de extinción, por lo que en la actualidad se realizan esfuerzos para recuperar este recurso, principalmente en México, donde se ha prohibido su captura y protegido a sus huevos y crías; en Costa Rica se estableció un santuario biológico llamado "tortuguero", para su reproducción y protección de sus crías que se llevan a otros lugares para repoblar.
La tortuga marina considerada como la de mayor tamaño y peso es la tortuga pellejuda, siete filos, galápago, o tortuga laúd de la especie Dermochelys coriacea, que alcanza hasta dos metros de longitud y puede llegar a pesar tres cuartos de tonelada; se caracteriza por llevar siete crestas longitudinales en su región dorsal. La concha de esta tortuga no es ósea, sino que está formada por una gruesa capa de cuero de hasta tres centímetros de espesor, completamente saturada de aceite de lo que derivan sus nombres comunes. Son muy buenas nadadoras y se alimentan de vegetales, aunque no desdeñan los pequeños animales que puedan capturar fácilmente, comiendo incluso medusas; cuando salen a la playa se arrastran lentamente en la arena con la ayuda de sus grandes aletas.
Una de las tortugas más importantes para el hombre es la golfina, caguama, amarilla o huarachi, Lepidochelys olivacea que mide un metro de largo y pesa 40 kilos y es de color verde olivo con cierto tono grisáceo. Abunda en el Océano Pacífico Tropical, siendo grande el número de individuos que se localizan frente a las costas mexicanas, donde se captura para aprovechar fundamentalmente su piel, aunque también se consume la carne. La abundancia de estas tortugas golfinas permite que en una sola playa puedan concentrarse de 40 mil a 100 mil animales a lo largo de unos cuantos kilómetros. Estas "arribazones" de tortugas en las costas de Jalisco, Guerrero y Oaxaca en México, no tenían, hasta donde se sabe, paralelo en otro lugar del mundo, sin embargo, debido al incremento en la captura y la explotación del huevo sus poblaciones han disminuido, justificándose los programas de protección que se realizan.
La tortuga carey, Eretmochelys imbricata, es de menor tamaño y, por lo general, no supera el metro de longitud. El caparazón tiene unas escamas córneas claramente imbricadas de color amarillo jaspeadas de negro, y el resto del cuerpo es parduzco con los bordes amarillos. No es buena nadadora, por lo que no se aleja de la costa, se alimenta principalmente de peces y moluscos.
Su concha es utilizada para fabricar peines y un sinnúmero de curiosidades; en los años 50 casi se extinguió por la persecución encarnizada de que fue objeto; a partir de entonces la competencia de los plásticos hizo disminuir sensiblemente la demanda de carey y se llegó a pensar que la especie se había salvado gracias a la industria del plástico; pero en 1960 renació la moda de los artículos de carey auténticos, lo que vuelve a ponen en peligro la especie.
Las tortugas marinas se han capturado a gran escala, sobre todo para aprovechar la piel y la concha, por lo que están en peligro de extinción, y si no se intensifican los programas para protegerlas y cultivarlas el hombre perderá un recurso importante; es fundamental que México y Costa Rica incrementen dichos programas y que otros países tropicales imiten este ejemplo.
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